Wednesday, October 27, 2010

Anthony Giddens: Un mundo desbocado.

Cuando aparecen los evangelios, fuente de un discurso de paz individual y colectiva y de convivencia sana y solidaria, nadie se imaginó que estos evangelios provocarían infinidad de muertes durante todos los años venideros (y hasta la fecha lo siguen haciendo). Seguramente la sagrada palabra del señor de los cielos ha provocado mucho más muertes que un puñado de bombas atómicas, a pesar por supuesto de sus nobles e interesantes intenciones. El dinero, por otro lado, puede ser la semilla de acciones nobles y orientadas al crecimiento y desarrollo humano, pero también un elemento de corrupción, exclusión y discriminación desbocado.

A partir de esto, se puede decir que tanto la religión como el dinero, son tan buenos y tan malos de acuerdo a la forma en que son empleados... utilizados. La lógica de la sociedad globalizada según Giddens, opera de la misma manera:

Por un lado, de acuerdo a Giddens, la globalización va más allá de cambios económicos radicales. Según se apunta, la globalización debe ser entendida de manera más compleja, es decir, como una lógica de cambios también tecnológicos y culturales. Estos cambios (que se desarrollan y reflejan desde ámbitos tan particulares como la sexualidad, la educación o la familia) conviven y tienen una mediación entre sí. La tecnología por ejemplo, ha sacudido y revolucionado las maneras de comunicación entre los seres humanos, así como la posición de estos ante la información. Ahora ya es posible interactuar con personas de todo tipo de contextos y países desde la comodidad del hogar, las relaciones sociales se han vuelto atemporales y con una flexibilidad descomunal en cuestiones de territorio. Estos cambios tecnológicos acelerados desvanecen las barreras geográficas que antes eran acotadas mediante líneas territoriales. Por lo tanto, el avance tecnológico provoca cambios culturales en los individuos.

Para Giddens, (y relacionándolo con el primer razonamiento de este texto), la instauración de una "sociedad global" puede beneficiar o perjudicar a partir de los modos en que nos desarrollemos en estas prácticas. Puede servir como una nueva oportunidad de acercarnos más como individuos, desarrollar la solidaridad de la convivencia en grupo, generar esta cuestión de cercanía entres los hombres, pero a su vez, generar la diversidad propia del ser humano. Pero también, si seguimos con las formas de operar que se han retomado hasta la actualidad, nos dirigimos hacía una pérdida de los valores, la cultura, la identidad y hacía brechas económicas que, en sus últimas instancias, terminarán por incrementar en desmedida la discriminación y exclusión humana.

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